lunes, 25 de julio de 2016



             Francisco Romero López

               "CURRO ROMERO"


  Torero que nace en 1933, en la sevillana y torera localidad de Camas   (Sevilla,  España), una población que ha dado numeroso y emblemáticos toreros, entre ellos  a el que nos acercamos en esta ocasión en nuestro Blog  "Toreros de Tapia", un torero que con tan solo doce años,  se fue al campo a trabajar, en un cortijo que estaba cerca del pueblo de   Camas, y luego ya después de dos años, se le metió en la cabeza que quería ser torero.  Comenzó en los tentaderos, de tapia, a torear de salón,  con unos catorce años, los novilleros Antonio Cobos,  Pepe Rivas, El Pio, Salomón Vargas, entre otros,  le enseñaban las artes de la tauromaquia, y hasta que se lanzo a salir y torear en público.

      Curro Romero vistió el traje de luces por primera vez en 1954 en la pequeña plaza de toros de La Pañoleta (Sevilla), y apenas quince días después hizo su debut en un festejo con picadores.
Tras tomar la alternativa en Valencia en 1959 de manos de Gregorio Sánchez, protagonizó un sonoro triunfo en la Feria de Abril de Sevilla de ese año y, con la confirmación de su doctorado, fue incluido en el escalafón superior del toreo.
      
   

 Es un torero de Madrid y de Sevilla, en esta última, que fue la que le pario como torero, le ha mantenido toda la vida, incluso llegando a torear cuatro tardes en la misma feria, teniendo la suerte que la gente le respondía siempre, teniendo mucha responsabilidad por ser su tierra natal, y Madrid, según Curro, en cuanto llegas al público, es un coso que se entrega y te da todo, con un punto de misterio, por resumir la actuación, en triunfo o decepción, pero no completa, en esas tardes que no te ves con el animal, y el siempre tiraba por la calle del medio pasara lo que pasara, con la anécdota,  que llegaron a preguntarle, que le daba más miedo el publico o el toro, y él respondió  que el toro,  que le hace más daño si le coge, que por el publico siente respeto, pero por el toro siente miedo, y no hacer lo que quieres con cada animal es muy malo, el saber que no te permite el toro realizarle en esa tarde lo que quieres como torero, es mejor dejarlo pasar y otro día será.

   
A los largo de su trayectoria, en efecto, se alternarían los méritos (gracias a su espléndida concepción e interpretación del arte del toreo, armoniosa y depurada, que le llevó a reinar en los cosos con el apodo de( El faraón de Camas) y las faenas bochornosas, en las que daba muestras de desidia o cobardía. Fueron memorables sus triunfos durante la campañas de 1984, año en que toreó trece corridas (entre las que destacó la del 30 de abril, en la que cortó dos orejas en la Real Maestranza), y de 1985, con veintiuna corridas, entre ellas la de la tarde del 1 de junio, cuando alternó en Madrid con Antoñete y Curro Durán.


   Curro Romero mantuvo una alta cotización en las plazas más importantes a lo largo de su dilatada trayectoria. Fue el torero que en más ocasiones salió a hombros por la Puerta Grande de Madrid y por la Puerta del Príncipe de la Maestranza de Sevilla; cinco Puertas del Príncipe, y siete Puertas Grandes de Madrid, sin ser partidario de las cuentas y los números, porque ha habido faenas de mas merito que en algunas salidas por las puerta grandes, qué un torero lleva en cuenta, , que se han malogrado con los aceros, y que también están en la retina de los toreros y los aficionados.  Estar todas las tardes, jugándose la vida en muy duro, diciendo a los que comienzan, que las faenas son de diez,  quince minutos, que las faenas cortas y emocionantes, en las que el toro te ayuda, tu estas dando el do de pecho, llega un momento que hay que decir aquí, matarlo jugársela a copas,  y dejar ese sabor de boca que merece  al respetable, dejando ese pellizco para que vuelvan a verte , y confiar en otra nueva tarde, como nos cuenta que decía Belmonte, cuando se disponía a matar un toro, y le increpaban con que no lo hiciera, el dacia: "el que quiera que vuelva mañana".  Con todo, no fueron pocas las ocasiones en que hubo de abandonar los cosos bajo una lluvia de almohadillas o escoltado por las fuerzas de seguridad, e incluso pasar una noche en el calabozo detenido  por no querer matar un toro en Las Ventas de Madrid, donde al día siguiente abrió la puerta grande de esta plaza,  cortando dos orejas en un mismo toro.



contandonos, y es una cosa de la que no  se habla habitualmente de Curro Romero, y es que tiene muchas y muy serias cornadas, que no todo ha sido de color de rosas y que son momentos y recuerdos que no se quitan de la cabeza así como así, recuperándose mentalmente, poniéndose delante del toro lo antes posible, y para terminar este espacio podemos decir , que sus mejores tardes mostraron, entre otras virtudes, su  elegancia con el capote, sus verónicas de ritmo y cadencia inigualables, y su hondura y plasticidad en la manera de interpretar el toreo de muleta,  de dimensiones más pequeñas de lo normal, porque le gustaba pasarse los toros muy cerca, y disfrutar del paso del animal demasiado cerca, cualidades que se vieron ensombrecidas por su dificultad a la hora de ejecutar la suerte suprema y sus “espantás”, que ha sido lo que más a odiado, ese momento, que el  mismo nos cuenta,  le entraba una flojera de piernas, que pensaba al entrar a matar, se caería  antes de llegar al embroque con el animal en muchas ocasiones.

     
Entre otras anécdotas de su vida como torero,  están  las de que mato una corrida de Victorino Martin en Guadalajara,  con todo lo que dice la gente que no ha matado corridas duras,  su color preferido es  el verde, como la camiseta del Real  Betis Balompié, (al que pertenece como socio),  toreros a los que entre otros admira, han sido:  Pepe Luis Vázquez, por estilo y torería, Rafael de Paula, con el que ha toreado muchísimas corridas de toros, como torero y compañero en la plaza y fuera de ella, etc.
      Convertido en una figura carismática, les dice a los que empiezan en este duro mundo del toro,  que el seguro de vida de un torero,  es ver el toro durante la lidia, y observar al animal, para prever lo que este quiere hacer para anteponerse y meter en faena  al toro lo antes posible, para que la gente se impregne enseguida,  templando  a los animales, torear despacio y torear con muy templado,  y llevarlo a tus sentimientos, medirle el tiempo de la embestida e imponerte tu al animal, para entre muchas cosas  disfrutar, y llegar al momento de poner los pelos de punta a el público y aficionado, que es el que te da todo, porque hay que tener en cuenta, que el triunfo sabe a sangre y fuego cuando el animal no vale, y saben a gloria cuando sales por esa puerta a hombros , confesando  Curro Romero, que en esos momentos,  le gustaba estar solo, y disfrutar con poca gente del los éxitos. 
    
  Después de 50 años toreando, el no torear, le lleva a recordar las sensaciones delante del toro, que no  cambia por nada, que sin ninguna duda, está más tranquilo y sosegado con la vida que lleva ahora mismo, pero, que se echan de menos los momentos delante del toro, parar su embestida , reducir  la velocidad de esa mole de animal bravo, que tú engañas con ese trapo, paras y le haces de pasar sosegado,  y despacio, poniéndote los vellos de punta cuando estas toreando, y que en estos momentos,  solamente recordarlo te vuelve a pasar,  los días previos a los festejos, y el estar con el trasiego de las ferias, las fechas,  el riesgo y la emoción, porque un torero no deja de ser torero en ningún momento, incluso Curro Romero,  que no ha vuelto a torear desde que lo dejo en el año 2000,  anunciando  su retirada definitiva de los ruedos.
  


  En estos momentos vive en una casa en su tierra natal,  Sevilla, con el nombre de "Bella Sombra", en honor a un árbol que ya existía cuando la compraron, y que realmente da una impresionante sombra a toda la parcela, donde nos encontramos con un pequeño museo, con su ropa y trastos  de torear, cabezas de toros, guitarras de amigos como " El Pescailla",  marido de Lola Flores, Los Quetama, otra  de Concha Piquer,  y grandes recuerdos que a parte de los externos  que se ven,  hay muchos otros que  lleva dentro de el.