Nos trasladamos a tierras manchegas, concretamente a la provincia de Albacete,
para entrevistar a una de las figuras de
los 70, 80 y 90, que procediendo de una familia muy humilde, ganadera y muy pobre,
llego a plasmar en la historia de la tauromaquia, una de las paginas
mas importantes de los ruedos españoles, y del mundo taurino . Hablamos del maestro:
"Dámaso González"
Nació en una huerta de las afueras de Albacete,
cuando tenía tres o cuatro años, y un poco uso de razón, ya estaba escuchando hablar de toros, ya que
su padre era muy aficionado, nos comenta, que si la vida del torero es dura,
es porque no consiga lo que quiere una
persona, pero cuando lo llegas a conseguir puede llegar a ser la persona más satisfecha y feliz del
mundo, ese momento no lo cambiaría por
nada.
Cuando era pequeño, cambio tres o cuatro veces de barrio, sus padres estaban trabajando en una finca de un terrateniente de Madrid afincado en Albacete, y en cada
uno de los sitios en los que vivía, jugaban la mayoría de los chavales a el fútbol,
haciéndose los balones de trapos viejos, con las cortinas de las puertas, con
los mandiles de las madres, y cuando Damaso Gonzalez llegaba a cada uno de estos barrios en los que vivió, los chavales del vecindario, jugaban a torear de salón, con las faldas de las madres, y de las mesas
camilla, preguntándose a el mismo en esos momentos, que de donde le venía la afición y las ganas
de torear, afición que a él, no le ha impuesto, ni obligado nadie, ha sido de su propia
voluntad, como la mayoría de los toreros y aficionados, siguiendo con un legado que viene de los padres, abuelos, bisabuelos,
y de tradición de España y de los españoles, como es el mundo del toro.
Hay que tener en cuanta de la dureza de antes, cuando para
ir a las capeas, tenias que recorrer, carreteras y caminos incluso sin
asfaltar, tocando con los dedos en la tierra, por tener las zapatillas rotas,
pero siendo tan duro, la dureza desaparecía, cuando llegabas a ese pueblo y te
dejaban de dar diez o quince pases a un toro de capea, y dejarte de repetir en varias ocasiones, no teniendo palabras para llegar a definir la satisfacción que puede tener una persona
en esos momentos, teniendo en cuenta,
que cuando uno no vale para esto, lo mejor es dejarlo, mejor es seguir siendo un buen
aficionado, y como Dámaso González dice, posiblemente en esto no cuajas, pero puedes ser el mejor en otra faceta de la vida, o para otra cosa, sin martirizarse de que no
llegala hora de ser torero y triunfar, por no tener apoyos, por no tener oportunidades, sino que el que consigue llegar, es porque esta elegido para esto, y el que no, es por qué vale para otra
cosa.
Podemos decir que Dámaso Gonzalez,
es un torero de tapia, esculpido y creado en las capeas de los pueblos, en la
calle, comenzando en la parte seria del espectáculo cómico taurino, Galas de Arte, del
empresario Jumillano padre, que por
cierto, le ayudo mucho poniéndole para torear en Burgos, Valladolid, etc., también bastantes tardes con el Bombero Torero,
vestido de pato o disfrazado de cualquier cosa, que cuando llegaba la hora de torear, se tenía que quitar para hacer faena y matar a ese novillo, pero por el toro, y por torear, se hacia cualquier cosa, sin hacer daño, respetando siempre al animal, e intentando
que la gente lo percibiera de esta forma, con mucho orgullo , felicidad,
sacrificio y sobre todo muchas ganas de torear, con el hándicap de tener incluso que alquilar los trajes que llevaba en los espectáculos, que nos
comenta como anécdota, los alquilaban por días, los cogía para un día y advirtiendo que
posiblemente lo devolvería unos días mas tarde, el aprovechaba, toreaba todas
las tardes que podia, e incluso tuvo que aprender a coser, para arreglar esos rotos de los trajes
por las cogidas y revolcones, para devolver el traje que estaba hecho trizas,
le preguntaban qué cuanto había toreado, el decía que un solo día, pero que
le cogió barias veces, y le dacia el
dependiente, que tenía que haberlo cogido muchas veces, de como había devuelto
el traje.
Cuando llega a
torear más profesionalmente, el nunca peso en el dinero, aun teniendo en cuenta que
todo el que se pone delante del toro en definitiva es por eso, por dinero, pero
en algunas ocasiones, echaba de menos el no tener la necesidad y responsabilidad de triunfo, el
disfrutar toreando, el no tener que superarse cada tarde, de tener sin mas remedio que
triunfar, para seguir en esa brecha y estar siempre entre los primeros, y en las
mejores ferias, sin embargo en las capeas, nos comenta Dámaso González, que el era muy astuto, tenia ojo, cuando veía que el toro no tenia faena o
pases, no salía y cuando tenía unos
cuantos pases, se los daba, le aplaudían se lo pasa bomba y sin ninguna responsabilidad,
sin tener que estar pendiente del juicio de los aficionados, confesando que en las capeas era muy feliz, y disfrutaba como el primero.
Dámaso González está
muy agradecido a todas aquellas personas, que se acercaron a él en esos
comienzos tan duros que él tuvo, como novillero
y matador, le debe el haber sido torero a todos ellos, pero el torero, lo veía personalmente de una forma
distinta a lo que escuchaba, veía en las capeas los subalternos y apoderados
de los toreros les decían, a poderlo y a matarlo, y el se daba cuenta, que de ese modo
lo que hacían era enfadar y resabiar a el animal, que se ponía cada vez mas
brusco, con lo que él, lo intentaba llevar de forma, como si la muleta fuese una tela de
seda, deslizándose como si fuese una brisa, llevando a el toro enganchado en
ella, sin brusquedades, con suavidad, pasar al toro cerca, despacio,
enganchado, encelado, y sin errores, el veía así el toreo, y era lo que
plasmaba en sus faenas, muchas veces no lo ha conseguido, por las
circunstancias del toro, por tener un mal día, pero el día que lo ha
conseguido, no lo cambia por nada del mundo, ni se cambia por nadie, saboreando todos esos triunfos, que le han hecho estar durante tanto tiempo, en la cabeza del mundo del toro.
La primera cornada
la tubo con trece años, en un pueblo, estuvo a punto de perder la pierna, que
no llego a mas, porque le trasladaron a Albacete al día siguiente y se la
pudieron salvar, y luego resalta los años 69, 70 y 71, en los que el, contaba las
cornadas por una y media al día, el día que no le cogían, al día siguiente tenía
tres cogidas, por lo que esta cosido por toda partes, si no era una pierna,. era
el brazo, y por todas partes.
EL fracaso
más grande, lo define como el día de su alternativa, que el primer toro lo cogió
tres veces, y el segundo diez o doce, teniendo que aguantar la crítica de la
prensa, en la que incluso se llego a decir, que si se quería suicidar, que se
tirase de un séptimo piso, demostrando con el tiempo que era su forma de torear,
si el toro no pasaba, el no se movía y el toro se lo llevaba por delante,
haciendo ver a esos críticos y a la gente, que estar 25 años de alternativa, no es por casualidad y haber sido uno de los grandes, tampoco, e incluso con las
criticas en contra, no les ha tenido ningún rencor, ni les ha mirado de mala
manera,
Con Cámara de
apoderado, tuvo la desgracia de no torear en una ocasión en Madrid, mostrando por prescripción del apoderado, un parte médico, pero toreo en Mallorca al día siguiente y corto
cuatro orejas y un rabo, con lo que la afición, la crítica y la prensa de
Madrid se vino encima, pero sin llegarle a quitar, las tres tardes en todas las ferias de
San Isidro, dándole el reconocimiento con el tiempo de torero de Madrid. En
Barcelona, es donde resurgió, le llevaron muchísimas veces a hombros hasta el
hotel, siendo uno de los últimos toreros que tuvo el privilegio de hacerlo, y
en Madrid los triunfos le sentaron mejor, puesto que le quitaron todo la
principio, y le dieron todo al final, recordando esa primera salida a hombros por
la puerta grande de la primera plaza del mundo, la plaza de "Las Ventas", en la que, el coche con la cuadrilla no había llegado, le metieron en un
taxi, le pidió a el taxista un cigarrillo, y le dijo que fuera muy despacio
hasta el hotel, para disfrutar del momento, como de todos esos momentos de
triunfos que en realidad, es por lo que se torea, y se es torero, calificando
como una droga este mundo, que te engancha y del que es muy difícil salir, por lo que, en las escuelas, ya te enderezan e intentan marcar el camino sano y ortodoxo
de una vida, que si eres uno de los elegidos, es para siempre.
No tiene
supersticiones, no tiene predilección por ningún color, comentando una pequeña anécdota,
que en Nimes llevaba tres trajes de color caña, que le gustaba mucho, y toreo
tres días seguidos, se tuvo que poner los tres trajes de color caña, y la prensa
decía que como puede ser, que un torero como Dámaso, lleve solo un solo traje para torear tres corridas, lo que no sabían,
es que eran tres trajes distintos.
Nos descubre, que
el toro o el animal que más le ha llenado de toda su carrera después
de 25 años como matador de toros, y de todas las capeas y festejos que lleva
en sus espaldas, fue un eral que toreo con unos trece años, en un
pueblo de Cuenca, al que realizo una faena, de pases largos, llevando al toro
embarcado, enganchando unos pases con otros, hasta hacer una serie de unos ocho o diez muletazos, que le llevaron a decidir, que el mundo del toro era lo que el quería seguir, y
donde realizo la tauromaquia, que él no podía hacer ni incluso de salón, y el
secreto para haber estado tanto tiempo en la cabeza de los matadores de su
momento, lo tiene el haber salido todas las tardes a darlo todo, cuando le
preguntaban que si se picaba con los componentes de las ternas de los carteles en los que participaba, el siempre decía que no se
picaba con nadie, se picaba con el mismo, para sacar a el toro que tenía
delante, todo lo que tenia, mucho o poco, pero todo lo que tenia.
Es igual de importante
en el toreo mandar, como exigir, el no ha sido una persona que haya mandado en
el toreo, pero si ha exigido lo suyo, así no le quita el puesto a otro, el siempre a exigido lo suyo y no le ha
quitado el puesto a nadie, causando un precedente en los despachos, incluso perjudicándose
en ocasiones, pero no dejándose comer el terreno en ningún momento, contando que toreo durante mucho tiempo en América,
en las mejores corridas y cobrando el máximo, pero en Cali, no estuvo bien el dos o tres ocasiones,
le pusieron en una corrida de infarto, catalogada como suicida, con unos
de las peores ganaderías Mexicanas, la ganadería de Piedras Negras, agradeciendo después de todo el puesto, en la que triunfo cortando cuatro orejas y dos rabos, y ganándose
el puesto de las dos mejores corridas del año siguiente, siendo esta su
aptitud de defender lo suyo, y su nombre en los carteles.
Estuvo a punto de dejar el torero, puesto que
en uno de los fracasos que se tienen en los ruedos después de haber saboreado
las miles del triunfo, no llegaban los contratos, se quedó sin trabajo y casi se da por vencido, pero se recupero de este bache,
y continuo por suerte para él, y para los aficionados. Piensa que el ser torero es algo que se lleva
dentro, que te ha tocado con la varita y
te ha tocado ser así, no hay nada más grande que ser torero, siendo una
profesión muy difícil, pero, muy
bonita, disfrutando, llevando el gusanillo del toro siempre dentro, pero no
solamente el torero, o profesional, sino
el mismo aficionado, que lleva ese gusanillo del toro como si fuese un matador,
o como si le fuese la vida en esto.
Se dedica en estos
momentos a cuidar lo que el toro le ha regalado, a cuidar a su familia a disfrutar de todo lo
que ha ganado a base de sacrificio, tesón jugandose la vida, en cada una de las
tardes que salía al ruedo.
Cree Dámaso González
que todos los chavales que pasan por una escuela de torear son aprovechables,
que ninguno es desechable, por que de
cada cien que pasan por ellas, salen uno o dos, pero todos llevan la misma ilusión, ganas de torear, y a todos hay que respetarles
por igual, y luego ya, cada uno evoluciona en la vida y en el tiempo el que de
verdad vive y lucha por ello, y el que llega es porque está destinado a ello,
viendo la labor de las escuelas muy bien, muy satisfactorio, y lo que había que aconsejar a los chavales, es que no dejen cada uno su personalidad, que ellos hagan delante
del toro lo que quieran, pero con gusto, con sentimiento, como a cada uno le
dicte su corazón en cada momento, por eso el toreo es tan variado, tan
bonito, porque incluso en una misma faena de un mismo torero, no se torera nunca
igual, y si tu personalidad la sacas a flote en cada faena, eso no lo supera
nadie, ni nada, y el publico lo percibe y lo juzga, normalmente con triunfos.
A los anti-taurinos
les diría, que el animal no sufre, que según se matan tantos animales todos los
días, sin darle oportunidad de defenderse, a los toros se les da la oportunidad
de luchar, e incluso de salvar la vida, cosa que ninguno de los otros animales
se les concede, y que por muy animalista y poco patriota que se sea, si escuchas
un pasodoble, se te van los pies, el cuerpo te hierve la sangre, y te entran ganas de torear, en un enfrentamiento a muerte, pero noble, el toro se defiende, lucha, en una lucha leal, que no es decir en el matadero, sino dándole la oportunidad de
hacer su labor que es para lo que se cría esta especie tan singular y tan nuestra, como es el toro bravo.
Hay que tener mucho tesón
para ser torero, y aguantar hasta que se triunfa para ser figura, para ser
figura, hay que tener afición y condiciones para ello, por que el toro da mucho miedo, conjugado con el respeto
al público es difícil, para mantenerse tanto tiempo en el candelero, es porque
tienes muchas ganas de torear, hasta que llega la desapetencia, no transmites, y la
gente lo percibe, luego para dejarlo solamente hay que decir que lo dejas, y
si como todo en la vida das una palabra, hay que cumplirla.
Les dice Dámaso González
a los chavales que están empezando o quieren empezar en esto del toro, que cuando les esta envistiendo
un compañero de salón entrenando, que piense que es un toro, que si de verdad
le gusta que se dedique en plenitud a ello, y que si por lo contrario no le
gusta, que por lo menos sean unos buenos aficionados, que cojan un camino bueno en la
vida, de trabajo y de constancia, para que sean unas personas felices, que es de lo
que se trata, de pasar por la vida lo mas felices y contentos.
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