Francisco Romero López
"CURRO ROMERO"
Torero que nace en
1933, en la sevillana y torera localidad de Camas (Sevilla, España), una población que ha dado numeroso y emblemáticos
toreros, entre ellos a el que nos
acercamos en esta ocasión en nuestro Blog
"Toreros de Tapia", un torero que con tan solo doce años, se fue al campo a trabajar, en un cortijo que
estaba cerca del pueblo de Camas, y
luego ya después de dos años, se le metió en la cabeza que quería ser torero. Comenzó en los tentaderos, de tapia, a torear
de salón, con unos catorce años, los
novilleros Antonio Cobos, Pepe Rivas, El
Pio, Salomón Vargas, entre otros, le
enseñaban las artes de la tauromaquia, y hasta que se lanzo a salir y torear en
público.
Curro Romero vistió
el traje de luces por primera vez en 1954 en la pequeña plaza de toros de La
Pañoleta (Sevilla), y apenas quince días después hizo su debut en un festejo
con picadores.
Tras tomar la alternativa en Valencia en 1959 de manos de Gregorio Sánchez, protagonizó un sonoro triunfo en la Feria de Abril de Sevilla de ese año y, con la confirmación de su doctorado, fue incluido en el escalafón superior del toreo.
Tras tomar la alternativa en Valencia en 1959 de manos de Gregorio Sánchez, protagonizó un sonoro triunfo en la Feria de Abril de Sevilla de ese año y, con la confirmación de su doctorado, fue incluido en el escalafón superior del toreo.
Es un torero de
Madrid y de Sevilla, en esta última, que fue la que le pario como torero, le ha
mantenido toda la vida, incluso llegando a torear cuatro tardes en la misma
feria, teniendo la suerte que la gente le respondía siempre, teniendo mucha
responsabilidad por ser su tierra natal, y Madrid, según Curro, en cuanto
llegas al público, es un coso que se entrega y te da todo, con un punto de
misterio, por resumir la actuación, en triunfo o decepción, pero no completa,
en esas tardes que no te ves con el animal, y el siempre tiraba por la calle
del medio pasara lo que pasara, con la anécdota, que llegaron a preguntarle, que le daba más
miedo el publico o el toro, y él respondió
que el toro, que le hace más daño
si le coge, que por el publico siente respeto, pero por el toro siente miedo, y
no hacer lo que quieres con cada animal es muy malo, el saber que no te permite
el toro realizarle en esa tarde lo que quieres como torero, es mejor dejarlo
pasar y otro día será.
A los largo de su
trayectoria, en efecto, se alternarían los méritos (gracias a su espléndida
concepción e interpretación del arte del toreo, armoniosa y depurada, que le
llevó a reinar en los cosos con el apodo de( El faraón de Camas) y las faenas
bochornosas, en las que daba muestras de desidia o cobardía. Fueron memorables
sus triunfos durante la campañas de 1984, año en que toreó trece corridas
(entre las que destacó la del 30 de abril, en la que cortó dos orejas en la
Real Maestranza), y de 1985, con veintiuna corridas, entre ellas la de la tarde
del 1 de junio, cuando alternó en Madrid con Antoñete y Curro Durán.
Curro Romero mantuvo una alta cotización en
las plazas más importantes a lo largo de su dilatada trayectoria. Fue el torero
que en más ocasiones salió a hombros por la Puerta Grande de Madrid y por la
Puerta del Príncipe de la Maestranza de Sevilla; cinco Puertas del Príncipe, y
siete Puertas Grandes de Madrid, sin ser partidario de las cuentas y los
números, porque ha habido faenas de mas merito que en algunas salidas por las
puerta grandes, qué un torero lleva en cuenta, , que se han malogrado con los
aceros, y que también están en la retina de los toreros y los aficionados. Estar todas las tardes, jugándose la vida en
muy duro, diciendo a los que comienzan, que las faenas son de diez, quince minutos, que las faenas cortas y
emocionantes, en las que el toro te ayuda, tu estas dando el do de pecho, llega
un momento que hay que decir aquí, matarlo jugársela a copas, y dejar ese sabor de boca que merece al respetable, dejando ese pellizco para que
vuelvan a verte , y confiar en otra nueva tarde, como nos cuenta que decía
Belmonte, cuando se disponía a matar un toro, y le increpaban con que no lo
hiciera, el dacia: "el que quiera que vuelva mañana". Con todo, no fueron pocas las ocasiones en
que hubo de abandonar los cosos bajo una lluvia de almohadillas o escoltado por
las fuerzas de seguridad, e incluso pasar una noche en el calabozo
detenido por no querer matar un toro en
Las Ventas de Madrid, donde al día siguiente abrió la puerta grande de esta
plaza, cortando dos orejas en un mismo
toro.
contandonos, y es una cosa de la que no se
habla habitualmente de Curro Romero, y es que tiene muchas y muy serias
cornadas, que no todo ha sido de color de rosas y que son momentos y recuerdos
que no se quitan de la cabeza así como así, recuperándose mentalmente, poniéndose
delante del toro lo antes posible, y para terminar este espacio podemos decir ,
que sus mejores tardes mostraron, entre otras virtudes, su elegancia con el capote, sus verónicas de
ritmo y cadencia inigualables, y su hondura y plasticidad en la manera de
interpretar el toreo de muleta, de
dimensiones más pequeñas de lo normal, porque le gustaba pasarse los toros muy
cerca, y disfrutar del paso del animal demasiado cerca, cualidades que se
vieron ensombrecidas por su dificultad a la hora de ejecutar la suerte suprema
y sus “espantás”, que ha sido lo que más a odiado, ese momento, que el mismo nos cuenta, le entraba una flojera de piernas, que
pensaba al entrar a matar, se caería
antes de llegar al embroque con el animal en muchas ocasiones.
Entre otras anécdotas de su vida como torero, están las de que mato una corrida de Victorino Martin en Guadalajara, con todo lo que dice la gente que no ha matado corridas duras, su color preferido es el verde, como la camiseta del Real Betis Balompié, (al que pertenece como socio), toreros a los que entre otros admira, han sido: Pepe Luis Vázquez, por estilo y torería, Rafael de Paula, con el que ha toreado muchísimas corridas de toros, como torero y compañero en la plaza y fuera de ella, etc.
Convertido en una figura carismática, les dice
a los que empiezan en este duro mundo del toro,
que el seguro de vida de un torero,
es ver el toro durante la lidia, y observar al animal, para prever lo
que este quiere hacer para anteponerse y meter en faena al toro lo antes posible, para que la gente
se impregne enseguida, templando a los animales, torear despacio y torear con
muy templado, y llevarlo a tus
sentimientos, medirle el tiempo de la embestida e imponerte tu al animal, para
entre muchas cosas disfrutar, y llegar
al momento de poner los pelos de punta a el público y aficionado, que es el que
te da todo, porque hay que tener en cuenta, que el triunfo sabe a sangre y
fuego cuando el animal no vale, y saben a gloria cuando sales por esa puerta a
hombros , confesando Curro Romero, que
en esos momentos, le gustaba estar solo,
y disfrutar con poca gente del los éxitos.
Después de 50
años toreando, el no torear, le lleva a recordar las sensaciones delante del
toro, que no cambia por nada, que sin
ninguna duda, está más tranquilo y sosegado con la vida que lleva ahora mismo,
pero, que se echan de menos los momentos delante del toro, parar su embestida ,
reducir la velocidad de esa mole de
animal bravo, que tú engañas con ese trapo, paras y le haces de pasar
sosegado, y despacio, poniéndote los
vellos de punta cuando estas toreando, y que en estos momentos, solamente recordarlo te vuelve a pasar, los días previos a los festejos, y el estar
con el trasiego de las ferias, las fechas, el riesgo y la emoción, porque un
torero no deja de ser torero en ningún momento, incluso Curro Romero, que no ha vuelto a torear desde que lo dejo en el año 2000, anunciando su retirada definitiva de los ruedos.
En estos momentos
vive en una casa en su tierra natal,
Sevilla, con el nombre de "Bella Sombra", en honor a un árbol
que ya existía cuando la compraron, y que realmente da una impresionante sombra
a toda la parcela, donde nos encontramos con un pequeño museo, con su ropa y
trastos de torear, cabezas de toros,
guitarras de amigos como " El Pescailla", marido de Lola Flores, Los Quetama, otra de Concha Piquer, y grandes recuerdos que a parte de los
externos que se ven, hay muchos otros que lleva dentro de el.
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